…si estuvieras dispuesto a escuchar.
Ahora que la selva alrededor de nuestra senda paralela y particular empezaba a desaparecer, y ahora que la cascada por la que yo suelo caer parecía más lejos, tú te dedicas a replantar árboles en medio de nuestro camino.
Sólo te pido que los dejes donde estaban, que me digas ya si voy a volver a darme un chapuzón en el lago de las ilusiones que no tienen otro lugar adonde ir, o si por fin vamos a volar hacia lo alto.
Lo que ha pasado alarga el camino que andamos juntos, pero también hace que yo tenga que chocar contra tus miedos.
Muy gráfico, Altan. Este texto tiene mucha fuerza.
Adelante.
🙂
Un abrazo.