Las jaulas para lo justo
Desde su encierro de barrotes dorados observaba el mundo como quien no forma parte de él. Ni siquiera sabía si deseaba salir de allí, puesto que ella misma se había recluído por voluntad propia. Bien es verdad que su domador la aburría bastante, y conforme pasaban los meses, empezaba a necesitar nuevas emociones, y cuanto más fuertes, mejor.
Por eso se mostró más que complacida y predispuesta cuando, una noche cualquiera, fue despertada de su letargo por alguien que osó entrar en su jaula para hacerle compañía. Qué ineficaces resultan los barrotes para aquel que, en el fondo, no se quiere dejar encerrar. Su visitante se sentía tan sólo como ella, o quizás mucho más, pero no mostró interés alguno ni en quedarse permanentemente, ni en liberarla de su cautiverio. Prefería visitar todas las jaulas que pudiera.
El extraño conocido no importaba, lo importante era la fuerza que le confirió, y que finalmente le fue útil a esta presa para morder a aquel amo que, sin tener un látigo, tanto daño le hacía.
No había ninguna magia en aquel circo de sonrisas desfiguradas. Los barrotes de la costumbre que esgrimió durante tantos meses se encargaron de cercenarla.
A veces es genial cuando ves que alguien en tu misma situación, entra en tu jaula, y no es para quedarse, sino para conocer otras jaulas. Es genial, porque aprendes que tú también puedes hacerlo… Qué afortunado el extraño que entró en tu jaula, no?… Seguro que se quedó fascinado de encontrar una habitada por alguien tan cautivo como él mismo..
Nada puede encerrarnos cuando no queremos…
Somos más fuertes de lo que creemos.
Besos.
a veces la carcel somos nosotros mismos
No, barrotes no. Ya los he vivido muchos años.
Ni muros, nada que pueda detenerme. A mi los muros me sirven para subirme y ver que hay al otro lado. Los barrotes para pasar sin miedo cerca de las bestias.
Como dice Raúl, lo mejor es ser libre. Luego haz lo que quieras con tu vida, pero en libertad.
Mil besos.
los barrotes, impuestos o voluntarios, no son buenos, por muy dorados que sean. mejor salir fuera, para conocer al otro. para conocer-se libres.
ME HA ENCANTADO¡
Sí, lo que mas me ha gustado es eso de que nos metemos en la celda, por voluntad propia, una especie de castigo, ya no hacia el otro, sino hacia nosotros mismos porque vivimos una decepción en nuestro interior, fruto sólo de nuestra cabeza, y nuestras ambiciones emocionales frustradas.
Y claro, llega alguien con quien reinventarnos, con quien todo parece realmente facil… y aquellos barrotes son de plastilina, y todo se va al carajo… se llama indiferencia, pasividad, y se convierte con el nuevo sujeto en vida, y mas vida.
Aunque no me queda claro si haremos bien en marcharnos con el otro… y dejar en standby una situación que debiera hablarse, y luego, finiquitarse.
Hablo por lo que pasaría en mi vida, ehhhhhhhhhhh, que seguro la tuya va niquelada¡¡¡¡¡¡
Un besazo, guapa, me ha encantado¡¡
Dios mío, es fuertísimo. A veces nos encerramos y dejamos la puerta sin llave. No se si eso es bueno o malo, pero lo seguimos haciendo.