Algo para el dolor
He decidido dejar de hablar en tercera persona, como si yo no fuese la protagonista de las historias que cuento, como si las historias que cuento le sucedieran a otra persona, como si esa otra persona, A, no fuese yo misma. Una vez se dispone una a derribar el muro, ¿por qué no derribarlos todos?
Ya sabía que echar abajo la muralla me dejaría demasiado sensible ante todo lo que se me pusiera por delante, después de tantos meses sin sentir ni padecer. A esto se suman la distancia física que me separa ahora de cualquier amiga que me pueda brindar su apoyo moral, y el haber pasado un mes entero en un lugar desconocido prácticamente sola, con tan solo una persona como referente y ayuda.
El caso es que ayer creí encontrar una razón para volver a plantificar una pared de piedra alrededor de mi corazón, o al menos para dejar caer una nevada que me dejara lo suficientemente helada como para poder soportarlo, pero después me dije a mí misma que me había prometido no volver a hacerme eso, que volvería a ser una persona a la que le pasan cosas y le afectan, y después las supera, como ha sucedido siempre. En mi vida han ocurrido cosas muy duras, y algunas situaciones han durado años y años y años, pero ha sido cosa reciente esto de no saber en quién confiar (que es exactamente el motivo de mi paranoia ahora mismo), y no sé por qué esto me duele más que una historia familiar conflictiva, o la muerte prematura de seres muy queridos. Tal vez sea porque cuando me han ocurrido estas cosas siempre he tenido a alguien que me ha escuchado con atención, ha sido mi paño de lágrimas, y me ha demostrado que no me va a fallar jamás. Me encuentro un poco dando palos de ciego, creo.
En fin, que con una conversación de adultos razonables se me medio demostró que no tenía razones para desconfiar y volver a esconderme, aunque esto no me convenció mucho, la verdad, las pruebas que tenía para desconfiar eran suficientes como para emular a Lorena Bobbit (no estoy tan loca, de todos modos, creedme), aunque mi incredulidad era la mayor de las razones para pensar que me estaban mintiendo.
Total, que esta mañana he despertado bastante baja de ánimos y sin creerme lo que me habían dicho. ¿Y ahora qué? La desconfianza es como un cáncer, y no se la puede dejar crecer dentro, pero cuando tienes razones para hacerlo… ¿qué haces con ella? En estos pensamientos estaba mientras me fumaba en la ventana el primer de los mil cigarros que me estoy fumando al día últimamente, cuando el orden aleatorio del reproductor de Windows (¿¿¿¿¿por qué Word pone automáticamente en mayúsculas las palabras Windows y Word?????) ha hecho que empezara a sonar una canción que no había oído en años, y que tiene la magia para hacerme sonreír desde los primeros acordes; siempre ha sido igual, y la primera vez que escuché esta canción fue hace unos once años. Casualmente, la canción se llama “something for the pain”. Y eso es lo que ha sucedido: la música me ha dado una cura para el dolor, me ha hecho acordarme de la persona que he sido siempre, me ha hecho sentirme positiva y pensar: “¡qué coño! No sabes qué ha pasado, así que relájate, porque tú sigues siendo tú y si ha pasado algo malo, no eres quien tiene que sufrir los remordimientos. ¡Con lo orgullosa que siempre has estado de ti misma! ¿Vas a permitir ahora que historias de pantalones te depriman? Estás viviendo algo genial, disfrútalo, y si eso acaba yendo por mal camino, ya te curarás, siempre ha sido igual, ¿por qué te pilla de sorpresa ahora, y a los dieciséis años no lo hacía?”
Me temo que estos pensamientos, aparte de mejorarme el humor, me han dejado en un estado de ironía constante; las mujeres de mi familia suelen ser todas así, con lo cual, no sé si cuando estoy en este plan de reírme de todo, es porque puedo con ello, o porque la ironía me sirve de escudo contra ello, que no es lo mismo. Si fuera este el caso, ¡estaría como al principio!
Ni siquiera he llegado a una conclusión sobre todo esto. Bueno, tal vez sí, a la de que debería esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
¡Hay que ver! Ahora, que decido ser buena, tengo la sospecha de que no lo están siendo conmigo. ¿Será un castigo kármico? Ya lo había pensado, puede que portarse mal con alguien no se pague obteniendo que se porten mal contigo, sino teniendo la paranoia de que lo están haciendo, y acabando estropeando las cosas tú misma por culpa de la obsesión…
Lo meditaré…
http://es.youtube.com/watch?v=4PrKU6fL6RU
¿còmo uno hace para derribar los muros en primera persona? Derribarlos ya es una decisiòn impresionante …….
Impresionante texto. Te felicito
Blanca Correa
http://www.amanecelapalabra.blogspot.com
Estas un poco hecha un lio… pero bueno,las cosas acaban encajando, que si sale mal como bien has dicho lo sabrás pasar y si la ironía te sirve de ayuda para sobrellevarlo pues ironiza que es gratis.
Por lo que escribes veo que ya has encontrado compañia por Zaragoza, no? ;-), ánimo guapa y sin miedo
Hola mi nombre es Joaquin, soy de Argentina y me gustó mucho tu blog y la forma en al que escribís.
Voy a linkearte desde mi blog (si no te molesta) para seguir leyendote e invitar a mis amigos a hacerlo.
Si querés podes pasar por http://www.espacioblog.com/bitacoradejuaco a leerme.
Un beso Grande y arriba el ánimo que noto que este post no fue el más alegre.
Joaquin
Gilda_gracias por esa respuesta tan cercana y tan comprensiva, casi me hiciste llorar (de hecho me he tenido q aguantar, no te creas).
Raúl_jajajajaja!! qué sabio eres, coño!! cómo se nota que eres de Alicante! Pues sí, eso es lo que pienso hacer con el gusano ese. Además, tus palabras parece que han sido proféticas, un poco de comprensión es lo que he obtenido por parte de esa persona… creo que voy a hacerle una visita al wc 😉
gracias por emprimeropersonarte, así no hay equívocos en la asociación de sentimientos. la desconfianza es un gusano que todos llevamos dentro, hay que evitar alimentarlo porque se hincha y explota, causando terribles daños internos. mejor defecarlo, ahora que todavía es chiquitito. mandarlo a cagar, vamos. de castigos divinos nada, no te fustigues. un poco de comprensión de quien te quiere (que seguro que te la brinda) y… a evacuar!!
Mari, estás pasando cosas muy duras ultimamente. Es normal ese estado de embotamiento, de querer huir hasta de vos misma.
No lo hagas. Abrazate. Ya pasará. Ya confiarás.
🙂
Apapacho.
Si miras en tu corazón sabras quien es digno de recibir tu confianza, a veces se necesita un hombro amigo para derramar unas lágrimas que nos curen un poco el dolor q llevamos dentro. A veces tambien tenemos que darnos cuenta que las piedras en el camino son eso, piedras en el camino y que mas grande o mas pequeña, podemos pasar por encima, pegarle un a patada, empujarla…y seguir caminando, si tenemos alguien que nos ayude mucho mejor y mas fácil. Yo creo q sabes que tienes por lo menos una amiga y hablo en primera persona que si necesitas cualquier cosa dentro de mis posibilidades, siempre puedes contar conmigo. Te quiero mucho wapa
Jejeje eres más majica que las pesetas. Muaks!