La Mentira
Por más que la atraparan y acabaran castigando una y otra vez, La Mentira no podía evitar ser como era. Pensaba que no era culpa suya comportarse de esa manera, por lo cual, sólo pedía un poco de comprensión, y para ello se vestía como La Inocencia y ahí se quedaba, escondida tras ese disfraz, hasta que La Verdad la volvía a encontrar. Pobre Mentira, si lo único que pretendía ella era salvarse… salvarse de sí misma.
Nunca podemos huir de nosotros mismos…
Un beso disfrazado de inocente.