La Corte de los Espejos, Concepción Perea.

Maribel/ noviembre 29, 2015/ Análisis, reseñas y foto-reseñas/ 0 comentarios

 

Editorial: Fantascy.
Páginas: 672.
Saga: nº 1

La Corte de los Espejos es la capital de TerraLinde, un reino donde no creen que los humanos existan, una vieja ciudad que fue decisiva durante la Guerra de la Reina Durmiente.
Han pasado años desde que ese cruento conflicto dejó tras de sí una paz delicada, una larga lista de rencores y un trono inestable. Una guerra que todavía divide a los Aen Sidhe, los gobernantes orgullosos, y los Gentiles, hadas sin títulos ni privilegios.
Allí viven Nicasia, una knocker del gremio de los ingenieros, y Dujal, un phoka demasiado aficionado al riesgo. Ambos llevan años enzarzados en un pulso de poder en el que Marsias, un apacible sátiro dueño de un burdel, trata de mediar como puede.
El asesinato de Manx, tutora de Dujal y compañera de armas de Marsias y Nicasia, los obligará a unirse para encontrar a los culpables. Juntos emprenderán una investigación que los llevará desde los bosques de los centauros hasta las montañas de TocaEstrellas, habitadas por los feroces goblins. Y siempre perseguidos por la larga sombra de la misteriosa Dama RecorreTúneles y los bien guardados secretos de Nicasia.

No es que este resumen me guste, precisamente, porque está repleto de oraciones explicativas que hace muy difícil saber quién es quién, pero el caso es que pasan tantas cosas en la novela que sería una locura escribir una buena sinopsis sin soltar ningún spoiler, así que con esta sobra; al menos no es mentira, como ocurre a veces con las sinopsis de las cubiertas.

¡Bueno! ¡Eso ahora da igual! Esta vez estoy muy contenta con mi última lectura. He estado volviéndome loca para encontrar un libro excelente para empezar mi blog con buen pie, y, aunque mi intención es hacer un blog bilingüe y este libro no está traducido, al menos lo vale, y lo mismo hasta consigue lectores extranjeros para ser traducido algún día. Quién sabe, ¿no?

Para empezar, tengo que decir que la historia está muy bien construida. Hay no solo una línea argumental sin huecos, sino también unos personajes con sus propias historias y conflictos internos que se desarrollan poco a poco. Obviamente, no os voy a hablar en profundidad de ellos, porque no quiero quitarle la gracia al libro. Solo diré que, al final, se nos hace reflexionar sobre lo que los personajes aprenden: venganza vs justicia, amigos y/vs familiares, amistades vs lealtades.  Además, estos personajes no es que sean modelos de virtud, lo cual les hace más profundos y más realistas; van saltando por la línea entre lo que está bien y mal como si estuvieran saltando a la comba, y para el final de la historia, se darán cuenta de qué es que hicieron mal y tendrán que elegir entre seguir igual o cambiar. Incluso diría que sus valores son un poco distintos de lo que es normal, lo cual no significa que esté mal, es que simplemente son más abiertos de mente de lo que se es hoy en día. Un alumno mío de 12 años dijo una vez que la gente ya no es tan moderna como era antes (¡jajaja!); pero tengo que decir que, a su propio modo, el chaval tenía razón: la gente era más libre en los 90 o a principios del 2000. Hoy en día, no puedes decir nada sin que te plantees cuánto te van a censurar o insultar por internet. Con suerte, solo te juzgarán.

En La corte de los espejos no son prejuiciosos
No es juicioso para nada.


Tengo que decir que me encantaría ponerme a fangirlear como una adolescente sobre la historia y los personajes, porque me han encantado todos y estoy deseando saber cuándo habrá una segunda parte. Pero bueno, no es eso lo que he venido a hacer aquí; como sabréis, mi objetivo principal es comunicarme con vosotros, explicaros por qué este libro es bueno por medio de un análisis de sus aspectos formales. Pero, antes de nada, voy a empezar con un par de fallos que he encontrado en la escritura (muy pocos, en realidad), y después pasaré a todo lo demás.

Mi primera objeción es el resumen narrativo de algunas partes donde la autora podría haber construido una escena. En realidad no es para tanto, y tal vez incluso sea intencional, porque a veces una escena puede acabar haciéndose larga y aburrida. Sea como sea, no ocurre demasiado a menudo en esta novela, pero bueno, sí hay algunos pasajes en los que la autora, por ejemplo, no reproduce las palabras que dicen los personajes de manera directa, sino que elige hacerlo a través del estilo indirecto (le dijo… él respondió), lo cual ocupa más o menos la misma cantidad de líneas que habría necesitado en estilo directo. Esto me chocó cuando me lo encontré, pero aun así, no me distrajo ni interrumpió la experiencia de lectura. Es solo que este tipo de escrituras se consideran como malas correcciones, o como pereza del autor, o tal vez inexperiencia. Yo presupongo que, como la Corte de los Espejos es la primera novela de Concepción, puede que no se diese cuenta de estos pasajes, en medio de toda la jungla con que te encuentras a la hora de corregir tu propia obra, o quizá los correctores de la editorial no lo consideraron tan importante. Y no lo es si no pasa demasiado a menudo. Os voy a dar un ejemplo. Tenemos cuatro personajes, Dujal, Yirkash, Airún y Xarin, que están dentro de una montaña, y entonces pasa esto:

«esta vez no tuvieron que arrastrarse por ningún túnel angosto; a Dujal no le habría agradado perseguir el culo del herrero en medio de la oscuridad. El túnel les permitía erguirse. Por atención hacia el phoka, Yirkash invocó una pequeña luz que revoloteaba sobre sus cabezas; no demasiado intensa, lo justo para no andar a ciegas. Airún y Xarin no les acompañaron; Dujal les pidió que volvieran a las lavanderías y se hicieran con un cesto del tamaño adecuado.»

Como veis, habría sido igual de fácil representar el momento en que Dujal se gira hacia las dos chicas y les pide que vayan a la lavandería, y después que se metiese en el túnel con Yirkash, pero de la manera en que está escrito, te imaginas a los cuatro recorriendo el túnel, y de repente el narrador te dice que dos de ellos no están allí. Es confuso, ya que tienes que rehacer toda la escena que tú ya te habías imaginado. Más importante: en esta parte de la historia, Dujal está creciendo como persona; mostrar cómo es capaz de tomar el mando y cómo le hacen caso habría estado muy bien.

El otro inconveniente es la exposición. Esto ocurre cuando el autor se pone a EXPLICAR algo, lo cual es normalmente innecesario y aburrido. Ocurre muy poco en La Corte de los Espejos, y cuando ocurre no tenemos explicaciones largas, pero bueno, aun así, en algún momento ocurre. Por ejemplo:

«Después de que Martín se llevara a Musaraña, Nicasia se metió en su taller. Durante dos días(,) todo estuvo en calma en la Carbonería. Se redujeron las peleas, las carreras, las amenazas, no hubo humillaciones, insultos y nadie lloró. Costurina estaba tan crispada que le daban ganas de tirar platos contra las paredes y ponerse a gritar. Aquella calma la ponía de los nervios.»

Y esto, señoras y señores, era totalmente innecesario. Ya habíamos entendido que Costurina estaba de mala leche por el silencio, y, aún peor, el efecto causado por el contraste entre la ausencia de ruido y el estado de nervios de Costurina era genial, hasta que nos lo explican. Es como explicar un chiste después de contarlo (ooooh jajaja, lo estoy haciendo). Por si acaso el lector no lo había entendido. Es un problema muy pequeño aquí, ya que es un ejemplo bastante corto, y no encontraréis otro en cientos de páginas; he leído libros que eran todo explicaciones por todas partes, porque, ya sabéis: nosotros, los lectores, somos unos tontos del culo que necesitamos que nos lo den todo masticado. Por si acaso, como decía antes. Y REPITO: no es un problema en este libro. Os lo digo para que, los que queráis ser escritores, aprendáis, y para los que sois lectores, seáis exigentes (porque os están colando cada una por ahí que no veas…).

¡Escritor, haz el favor de explicarte!


Otro tema es que hay como tres o cuatro momentos confusos por problemas de referente. Es decir: no sabes qué personaje está haciendo algo porque no está claro. Os lo enseño:

«Marsias hizo un falso mohín de disgusto y la tomó por la cintura. Nicasia no se resistió más de lo habitual, así que se animó a besarle el cuello.»

Igual yo estaba con niebla mental cuando leí esto por primera vez, porque a la segunda queda bastante claro que es Marsias el que decide besar a Nicasia, no al revés. Pero claro, como no tenemos sujeto en “se animó a besarle” y hay dos personajes haciendo cosas distintas en este párrafo, no sabemos quién realiza esta acción de besar: si Marsias porque ve que Nicasia no se está quejando (por una vez en su vida), o Nicasia porque Marias la ha cogido de la cintura y no se le puede resistir. Como decía: es confuso y necesita una segunda lectura, y esto sí que interrumpe la experiencia de lectura. Os voy a poner otro ejemplo; tenemos a Eleazar haciendo un dibujo, cuando llega su nieto:

«Rashid dejó la carta sobre la mesa y admiró el dibujo de su abuelo. Si vio la mancha(,) tuvo el acierto de ignorarla. Mojó un pincel en tinta aguada y añadió algunas nubes al cielo de papel.»

Lo primero que piensas aquí es: pero si era Eleazar el que estaba dibujando, ¿¿¿ahora es Rashid el que se pone a hacer nubes en el dibujo del abuelo??? Una segunda lectura te dice que, bueno, sí, debe haber sido él (aunque sea raro, y, de haber sido yo Eleazar, le habría cortado la mano a Rashid en cachitos). Este inconveniente es bastante pequeño en este libro, de todas formas; en otras novelas, he encontrado este tipo de error saltando cual pulga de un párrafo a otro. ¡Eso sí es duro!

Acabo ya con los fallos con un par de notitas: faltan algunas comas en frases al azar (después(,) la miró fijamente), aunque son comas bastante relativas, ya que su ausencia no le cambia el sentido a la frase para nada, y tres o cuatro acentos. Supongo que es cosa de la edición, y que en la segunda se hará una revisión para subsanar estos pequeños errores. Y una cosilla que yo habría apreciado es que nos hubieran diferenciado un poquito mejor la apariencia física de las distintas razas de hadas; aunque sí que es verdad que sin descripciones largas, se nos da a entender cómo son los personajes principales.

De hecho, esta es una de las MEJORES características de la escritura de Concepción Perea: no dice, enseña, y lo hace genial. Tengo muchos ejemplos de descripciones sublimes. Como esta:

«Dujal era innegablemente atractivo: su pelo negro, salvaje y revuelto, que casi tapaba un par de orejas felinas siempre inquietas, la mirada esmeralda llena de promesas, el cuerpo delgado y elástico. Tenía ese aire de canalla inofensivo capaz de llevarte a vivir todo tipo de aventuras. Y era cierto, solo que al conocerlo mejor descubrías que realmente era un canalla, que era de todo menos inofensivo y que sus aventuras rara vez acababan bien para sus acompañantes.»

Casi nada de verbo ser en esta descripción, nada de sus ojos eran así o sus orejas eran asá. Las cualidades de Dujal son no solo coloridas, sino dinámicas, tanto como debería serlo un personaje. Tenemos muchos pasajes así a lo largo del libro, y le dan intensidad, viveza a la narración. Otro ejemplo, ahora con Mesalina:

Hey, ¿qué pasa? Soy la hermosísima Mesalina.
Bueno, en realidad, esta se llama Una. La he encontrado aquí:
http://islander-60.deviantart.com/favourites/41467685/Folklore-and-Myth


«El cabello le caía hasta la cintura, una cascada de fuego rizado.»

¿Os imagináis de qué longitud, “forma” y color tiene el pelo Mesalina? ¿Eh? ¿Eh? (¿Os ha hecho falta mirar el dibujo?)

Y respecto a Nicasia, vamos descubriendo cómo es viéndola hacer cosas o a través de los ojos de otros personajes. Como cuando nos dicen que todo el mundo la considera una bruja, o donde leemos: «Aquella tarde(,) (sin esta coma, ¿pensaríais que es la tarde la que realizó la acción, por raro que sea? Jejeje…) entró en su estudio tarareando, se quitó los guantes, colgó el chaqué en el perchero que había junto al espejo, lanzó los tirantes a la silla y se acomodó en su viejo sillón de orejas. Suspiró de alivio cuando al fin pudo quitarse el aparato ortopédico de la pierna y mandar lejos los zapatos.»

También tiene una manera de hablar muy característica; básicamente, la de una malhablada un poco macarra (aunque muy buena gente, ¿eh? No os vayáis a creer). Por ejemplo, Mesalina le dice: «Me cuesta pensar que mi tío sea querido para ti», y Nicasia le contesta: «Sí, pensar es complicado. No te canses (…)». Y tiene muchas como esta. Nicasia es el tipo de persona que estaría siempre haciéndome reír con su forma de hablar y de hacer las cosas. ¡Cuando se da cuenta de que Dujal se ha metido en su estudio sin permiso, lo primero que hace es armarse con su trabuco! Otra perla: «¿Crees que soy sorda o solo idiota? ¡… nadie saldrá de aquí hasta que se pudra el infierno!» También descubrimos que ella (pequeño spoiler) es la dueña de la Carbonería, la taberna, porque el narrador dice que todo el mundo sabe lo redomada bruja que es la dueña de la Carbonería. Después nos lo dicen directamente, sí, pero el lector espabilado ya se habrá dado cuenta.

La autora domina no solo lo que nos muestra y cómo, sino también lo que no (y, de nuevo, cómo). Esto se llama silencio, y contribuye a la tensión narrativa. Tenemos un puñado de ejemplos a lo largo de la historia que ayudan a que Nicasia mantenga sus secretos respecto a su verdadera identidad. En una conversación, Boros le pregunta «¿Quién? ¿Quién sangró aquí?» Nicasia: «Yo». Pero no sabemos por qué ni qué ocurrió. Otra conversación. Boros: «¿Por qué no quieres que vengan a este lugar?» Nicasia: «Porque aquí murió alguien que me importaba». Boros: «¿Quién?» Nicasia: «Yo». 

Además, la magia en este libro es increíblemente imaginativa, pues cada personaje lleva a cabo un tipo distinto; es totalmente flexible. Nicasia, por ejemplo, hace cosas como: «Juntó el índice y el dedo corazón de la mano derecha, la alzó hacia Musaraña y tiró del aire. Musaraña sintió que una garra le arrancaba las palabras de la garganta.» O, por ejemplo, Isma’il y sus tatuajes: «Isma’il ofreció un brindis al vacío y se acercó el vaso a los labios sin llegar a probar la bebida. En sus oídos se filtraban suaves susurros que se deslizaron por su brazo como una serpiente de seda. Les ordenó hacer desaparecer su bebida (…)».

Por último, hay tantísimas cosas que me llamaron la atención, que no puedo transcribirlas todas sin ponerme pesada, pero bueno, allá van algunas:

«El chico serpiente, como los peores temores, sólo era visible cuando estaba oscuro». 

«Nicasia tenía el corazón en la boca, y él podía oírlo». 

«En el interior(,) la oscuridad era tan espesa que Nicasia tuvo la impresión de bucear en un frasco de tinta negra». 

«Sábanas limpias para el dormitorio y palabras negras para el Consejo».

O esta maravillosa sinestesia: «sus dedos recorrían los bordes de la cicatriz que había comenzado aquella historia. Era un gesto cansado, con olor a derrota».

Todos estos recursos y figuras retóricas hacen que todo el libro sea muy vívido y de lectura placentera. El lenguaje está tan cuidado y es tan significativo que construye un mundo increíble para vivir, lleno de buena gente con la que pasar el rato. Como decía al principio, me encantaría volver a TerraLinde y descubrir qué más le pasa a todos estos personajes, porque, aunque la historia tiene un final cerrado, hay un par de líneas que podrían desarrollar nuevas historias. Si eres un lector exigente, puedes confiar en que este libro no te decepcionará. Si además eres un escritor luchando por mejorar, presta atención a todo lo que he señalado.

Y la reacción de mi Mini Yo es de auténtica felicidad:

MiniYo feliz


Si quieres saber algo más de esta autora, la puedes encontrar en Twitter o en su canal de YouTube, Factoría de Autores: https://www.youtube.com/watch?v=3OlNXscZFS8

Ahora, si tienes alguna sugerencia o lo que sea, ¡tus comentarios serán más que bienvenidos!

 

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